En el cine la cosa no dista mucho de la realidad, generalmente las historias están narradas desde algún bando representado por uno o varios protagonistas, y de igual manera su nemesis de turno es la encarnación de todo lo contrario del personaje principal y por ende el polo opuesto a su posición. Entonces, mientras la sala se encuentra oscura y la pantalla ilumina nuestros rostros, asistimos a una contienda entre el bien y el mal desde diferentes perspectivas, prácticamente somos testigos silenciosos de la lucha del mundo a través de la historia.
Particularmente encuentro cintas en donde dichas lineas divisoras no son tan marcadas y por lo tanto se hacen tenues, y es allí donde el interés trasciende a otro nivel, donde el villano tiene las mismas posibilidades de ganar del héroe, y el héroe realmente no es tan paladín,a su vez que el villano no es el malo de la historia. creo que es allí donde se humaniza como nunca los relatos. Por tal motivo he querido rescatar 4 cintas en las que la confrontación de buenos y malos trasciende las meras convenciones.

Al finalizar la primera parte de la trilogía de Nolan se nos entrega un héroe maduro, que entiende cual es su propósito, que ha bebido de las mieles del fracaso y que ha vuelto regenerado para cumplir esa promesa hecha a si mismo y a su ciudad, sin embargo la puesta en escena de este villano caótico es el perfecto balance de fuerzas que pide un paladín del tallaje de Batman.
Mientras que Wayne cuenta con todo el dinero del mundo, un gran arsenal a su disposición, y en cierto grado el beneplácito y la colaboración de la ley, el Joker, apenas un mortal sin pasado ni identidad claras, se entromete en este ring con un arma que bien puede hacer contrapartida a todo el mecanismo detrás del hombre murciélago; esa arma no es otra que la falta de moralidad, de ética y de escrúpulos.
El Joker es solo un hombre que quiere ver arder el mundo, y al no tener ataduras sentimentales de ningún tipo, se convierte en un ente, en una fuerza, en un símbolo mas que idóneo para derrumbar el mito salvavidas de Batman. Sin necesidad de armas o dinero, logra ponerse en las mismas condiciones y rebajar a un héroe que ve como flaquea su estructura moral gracias a las cartas que despliega su contraparte en el campo de batalla.
Es una lucha ciertamente colosal, porque hablamos de dos seres totalmente distintos que se enfrentan por razones totalmente ajenas y que buscan fines muy opuestos, pero no solo eso, sino que sus métodos distan bastante entre si, y a su vez distan de lo que espera que haga el bueno y el malo de la película.
Y quien la vio estará de acuerdo en que con el correr de los minutos la victoria para el caballero de la noche se hace aparentemente lejana, y de hecho, me atrevería a pensar que viéndolo bien, Batman jamas vence al Joker, solo le paraliza temporalmente, pero en el orden de ideas de objetivos cumplidos, creo que el antagonista es quien consiguió lo que quería, lo cual es una muestra su irascible poder, algo muy poco visto en el cine.

La trama se detona por la casualidad, y la toma de decisiones de sus involucrados. Por un lado aparece Llewelyn Moss; un cowboy rudo que esta acostumbrado a ser el tío reacio de a zona, de armas tomar y que emana seguridad con su fuerte carácter campero y su escopeta al hombro. A su lado aparece el cazador Anton Chigurh, probablemente uno de los villanos mas recordados de los últimos años. Un tipo oscuro, con la palabra muerte escrita a fuego en su mirada, y que mas que un humano, se presenta como un ente asesino con aire imparable.
Finalmente quien se suma a la pugna es el oficial en retiro Ed Tom Bell, que obedeciendo mas a su labor que a su convicción, se entromete sutilmente al duelo de estos dos pesos pesados, manteniendo una posición casi que neutral y fría como parte de su vasta experiencia.
Lo que sigue es una persecución y un enfrentamiento de tres bravucones del oeste, tan similares y tan distintos a la vez, que deja abierta la posibilidad a cualquiera pueda vencer. De hecho, el conflicto planteado por los Coen aquí permite infinidad de posibilidades en el final pues los tres elementos involucrados abren la brecha a que cualquiera pueda salir victorioso, incluso mas de uno, o que en igual medida, los tres fallen en su cometido.
Algunos catalogan "No country for old men" como la cinta mas floja de los Coen, y puede que si, no me atrevería a validar o desprestigiar ese comentario teniendo en cuenta el escaso conocimiento sobre la filmografia de estos realizadores, pero hay que reconocer que la disputa planteada en ese marco sombrío, que es la guerra de los carteles de droga en la frontera, es un suculento plato muy bien adornado con estos tres poderosos caracteres que te mantienen en vilo hasta ultimo instante.

Cuando se filmo el Padrino II, De Niro y Pacino hicieron parte de la cinta,sin embargo jamas coincidieron por cuestiones lógicas de la historia, y tendrían que pasar 21 años para que dos de los mejores interpretes de la historia se enfrentaran cara a cara en este film de acción donde sus personajes están diseñados a la medida para que el conflicto y el morbo de verles juntos en pantalla sea aun mayor.
De Niro es el ladrón, Pacino el policía, y salvo ese canon clásico el resto de la trama se devela como una colición de dos fuerzas propias que se separan del cliché tradicional. Pacino no puede ser el policía al que nos acostumbro Hollywood, por el contrario, es un agente mala leche que sabe mover sus fichas y contactos en la ciudad para atrapar a quien quiere; si fuera el clásico hombre de la ley, de angelicales maneras, se caería toda la estantería.
Y De Niro tampoco sabe hacer de el ladrón "malo" que quiere robar a como de lugar y que es la personificación de todo lo que la sociedad nos dice que no hagamos. No,el también se salta el manual para interpretar a un delincuente rudo pero con debilidad emocional y con un alto sentido de la amistad entre bandidos, algo así como un código del crimen.
Con sendos prospectos el resultado es una contienda igualada, en la que incluso el espectador titubea a la hora de ponerse de parte de alguno de los dos. Esto genios ofrecen un conflicto que se hace lento pero potente, y en el que el respeto mutuo es la clave de todo el drama, lo podemos ver cuando se encuentran cara a cara por primera vez.
Lo que sucede acá es que el guion permite el frente a frente de dos fuerzas opuestas, en el que cada uno es la mejor en lo que hace. Algo así como el mejor policía contra el mejor ladrón. Sin embargo la complejidad radica en que hay un latente componente emocional en la vida de cada uno, pues quienes se enfrentan no son autómatas prefabricados sino humanos expertos en sus campos que deben aceptar a su enemigo natural, es decir el contrario.

Por supuesto que si de antiheroes se trata este se ubica dentro de lo mas alto, no es para menos, un policía con aires de corrupción, mala clase, alcohólico, y aparentemente poco dado a su labor termina siendo conforme avanza el metraje en el verdugo de un enemigo mas grande, que nunca pidió y al que termina abatiendo mas por las casualidades que por propósito propio.
Analizando mas a fondo se podría dilucidar que lo que acomete el protagonista no es mas que la búsqueda de un beneficio propio (la posibilidad de ser descubierto) que lo termina convirtiendo en una especie de mártir gracias a que se mide en fuerzas a varios hombres que encarnan otro mal para la sociedad, y a los que termina dando de baja casi que sin dimensionar realmente a que se enfrentaba. Puede que de saberlo su vendetta no hubiese sido tan efectiva.
Pero al igual que en la película de los Coen, el elemento sorpresa corre por cuenta de los netamente "buenos" que en este caso son encarnados por el cuerpo de investigación del crimen que Trinidad llevo a cabo. Un consorcio de personajes que buscan esclarecer un asesinato y que en dicho afán se hayan con desvíos constantes que los distancia del culpable, al que llegan casi que por rebote.
El gran condimento de esta historia podría residir en que el detonante de todo el enfrentamiento es el antagonista, y es el quien termina enmendandolo en unas condiciones que aparentemente lo pondrían en desventaja pues mientras nuestro policía alcohólico es uno solo, sus rivales se cuentan por mayoría y sus medios tiene mas alcance que los del simple agente.
Sin embargo, de ser esto así, ¿porque siempre existe la posibilidad, por mas remota que sea, de que el despavorido bebedor gane, aun cuando es el mas débil sobre el papel? yo acuñaría dicha posibilidad a su tremendo carácter, al de un personaje tan bien fabricado que aun estando solo de su lado parece tener las herramientas necesarias para batirse contra estos dos vientos que soplan en su contra. Insisto en que Santos Trinidad es un personaje al que da gusto ver y que pocas veces se olvida.