sábado, 16 de noviembre de 2013

CHOQUE DE TRENES: 4 PELICULAS EN LAS QUE NO SABES QUIEN GANARA

La vida es conflicto, el diario vivir es una lucha constante, nuestra existencia es una pugna eterna. Todo en nuestro mundo esta regido por el choque de fuerzas, ya sean el bien o mal, ying y yang, dios y el diablo, blanco y negro, arriba o abajo, las posibilidades que el mundo nos ofrece siempre están coligadas a tomar partido.

En el cine la cosa no dista mucho de la realidad, generalmente las historias están narradas desde algún bando representado por uno o varios protagonistas, y de igual manera su nemesis de turno es la encarnación de todo lo contrario del personaje principal y por ende el polo opuesto a su posición. Entonces, mientras la sala se encuentra oscura y la pantalla ilumina nuestros rostros, asistimos a una contienda entre el bien y el mal desde diferentes perspectivas, prácticamente somos testigos silenciosos de la lucha del mundo a través de la historia.

Particularmente encuentro cintas en donde dichas lineas divisoras no son tan marcadas y por lo tanto se hacen tenues, y es allí donde el interés trasciende a otro nivel, donde el villano tiene las mismas posibilidades de ganar del héroe, y el héroe realmente no es tan paladín,a su vez que el villano no es el malo de la historia. creo que es allí donde se humaniza como nunca los relatos. Por tal motivo he querido rescatar 4 cintas en las que la confrontación de buenos y malos trasciende las meras convenciones.



1- Batman, The dark knight (Christopher Nolan): "Esto es lo que pasa cuando una fuerza imparable se encuentra con un objeto inamovible". Que gran frase la del enaltecido Joker de Heath Ledger, quien desde que aparece en la cinta, desafía todo convencionalismo de Bruce Wayne, de ciudad Gótica y del bien en si mismo.

Al finalizar la primera parte de la trilogía de Nolan se nos entrega un héroe maduro, que entiende cual es su propósito, que ha bebido de las mieles del fracaso y que ha vuelto regenerado para cumplir esa promesa hecha a si mismo y a su ciudad, sin embargo la puesta en escena de este villano caótico es el perfecto balance de fuerzas que pide un paladín del tallaje de Batman.

Mientras que Wayne cuenta con todo el dinero del mundo, un gran arsenal a su disposición, y en cierto grado el beneplácito y la colaboración de la ley, el Joker, apenas un mortal sin pasado ni identidad claras, se entromete en este ring con un arma que bien puede hacer contrapartida a todo el mecanismo detrás del hombre murciélago; esa arma no es otra que la falta de moralidad, de ética y de escrúpulos.

El Joker es solo un hombre que quiere ver arder el mundo, y al no tener ataduras sentimentales de ningún tipo, se convierte en un ente, en una fuerza, en un símbolo mas que idóneo para derrumbar el mito salvavidas de Batman. Sin necesidad de armas o dinero, logra ponerse en las mismas condiciones y rebajar a un héroe que ve como flaquea su estructura moral gracias a las cartas que despliega su contraparte en el  campo de batalla.

Es una lucha ciertamente colosal, porque hablamos de dos seres totalmente distintos que se enfrentan por razones totalmente ajenas y que buscan fines muy opuestos, pero no solo eso, sino que sus métodos distan bastante entre si, y a su vez distan de lo que espera que haga el bueno  y el malo de la película.
Y quien la vio estará de acuerdo en que con el correr de los minutos la victoria para el caballero de la noche se hace  aparentemente lejana, y de hecho, me atrevería a pensar que viéndolo bien, Batman jamas vence al Joker, solo le paraliza temporalmente, pero en el orden de ideas de objetivos cumplidos, creo que el antagonista es quien consiguió lo que quería, lo cual es una muestra su irascible poder, algo muy poco visto en el cine.


2- No country for old men( Joel e Ethan Coen): Una contienda a tres bandas, en la que ninguno asume el rol de un ente purificado. Eso es este entorno sombrío de personajes hambrientos de deseos personales y que se ven entrelazados solo por el destino mismo, pues ninguno anda buscando al otro y esto solo consigue ponerlos en igualdad de condiciones.

La trama se detona por la casualidad, y la toma de decisiones de sus involucrados. Por un lado aparece Llewelyn Moss; un cowboy rudo que esta acostumbrado a ser el tío reacio de a zona, de armas tomar y que emana seguridad con su fuerte carácter campero y su escopeta al hombro. A su lado aparece el cazador Anton Chigurh, probablemente uno de los villanos mas recordados de los últimos años. Un tipo oscuro, con la palabra muerte escrita a fuego en su mirada, y que mas que un humano, se presenta como un ente asesino con aire imparable.

Finalmente quien se suma a la pugna es el oficial en retiro Ed Tom Bell, que obedeciendo mas a su labor que a su convicción, se entromete sutilmente al duelo de estos dos pesos pesados, manteniendo una posición casi que neutral y fría como parte de su vasta experiencia.
Lo que sigue es una persecución y un enfrentamiento de tres bravucones del oeste, tan similares y tan distintos a la vez, que deja abierta la posibilidad a cualquiera pueda vencer. De hecho, el conflicto planteado por los Coen aquí permite infinidad de posibilidades en el final pues los tres elementos involucrados abren la brecha a que cualquiera pueda salir victorioso, incluso mas de uno, o que en igual medida, los tres fallen en su cometido.

Algunos catalogan  "No country for old men" como la cinta mas floja de los Coen, y puede que si, no me atrevería a validar o desprestigiar ese comentario teniendo en cuenta el escaso  conocimiento sobre la filmografia de estos realizadores, pero hay que reconocer que la disputa planteada en ese marco sombrío, que es la guerra de los carteles de droga en la frontera, es un suculento plato muy bien adornado con estos tres poderosos caracteres que te mantienen en vilo hasta ultimo instante.


Heat  (Michael Mann): Probablemente la traducción mas acertada que se ha hecho al titulo de una cinta americana, pues el apelativo de Fuego contra Fuego, que se le dio en nuestro mercado, le cae como anillo al dedo a este pedazo de choque entre dos inagotables colosos, de la narrativa y de la actuación.

Cuando se filmo el Padrino II, De Niro y Pacino hicieron parte de la cinta,sin embargo jamas coincidieron por cuestiones lógicas de la historia, y tendrían que pasar 21 años para que dos de los mejores interpretes de la historia se enfrentaran cara a cara en este film de acción donde sus personajes están diseñados a la medida para que el conflicto y el morbo de verles juntos en pantalla sea aun mayor.

De Niro es el ladrón, Pacino el policía, y salvo ese canon clásico el resto de la trama se devela como una colición de dos fuerzas propias que se separan del cliché tradicional. Pacino no puede ser el policía al que nos acostumbro Hollywood, por el contrario, es un agente mala leche que sabe mover sus fichas y contactos en la ciudad para atrapar a quien quiere; si fuera el clásico hombre de la ley, de angelicales maneras, se caería toda la estantería.

Y De Niro tampoco sabe hacer de el ladrón "malo" que quiere robar a como de lugar y que es la personificación de todo lo que la sociedad nos dice que no hagamos. No,el también se salta el manual para interpretar a un delincuente rudo pero con debilidad emocional y con un alto sentido de la amistad entre bandidos, algo así como un código del crimen.

Con sendos prospectos el resultado es una contienda igualada, en la que incluso el espectador titubea a la hora de ponerse de parte de alguno de los dos. Esto genios ofrecen un conflicto que se hace lento pero potente, y en el que el respeto mutuo  es la clave de todo el drama, lo podemos ver cuando se encuentran cara a cara por primera vez.

Lo que sucede acá es que el guion permite el frente a frente de dos fuerzas opuestas, en el que cada uno es la mejor en lo que hace. Algo así como el mejor policía contra el mejor ladrón. Sin embargo la complejidad radica en que hay un latente componente emocional en la vida de cada uno,  pues quienes se enfrentan no son autómatas prefabricados sino humanos expertos en sus campos que deben aceptar a su enemigo natural, es decir el contrario.


No habrá paz para los malvados (Enrique Urbizu): Haciendo a un lado la calidad de la cinta y del guion mas específicamente, lo mostrado por Santos Trinidad, uno de los personajes mejor construidos que recuerde, es digno de desmenuzar teniendo en cuenta que aquí la premisa del héroe caído de alguna manera se hace realidad.

Por supuesto que si de antiheroes se trata este se ubica dentro de lo mas alto, no es para menos, un policía con aires de corrupción, mala clase, alcohólico, y aparentemente poco dado a su labor termina siendo conforme avanza el metraje en el verdugo de un enemigo mas grande, que nunca pidió y al que termina abatiendo mas por las casualidades que por propósito propio.

Analizando mas a fondo se podría dilucidar que lo que acomete el protagonista no es mas que la búsqueda de un beneficio propio (la posibilidad de ser descubierto) que lo termina convirtiendo en una especie de mártir gracias a que se mide en fuerzas a varios hombres que encarnan otro mal para la sociedad, y a los que termina dando de baja casi que sin dimensionar realmente a que se enfrentaba. Puede que de saberlo su vendetta no hubiese sido tan efectiva.

Pero al igual que en la película de los Coen, el elemento sorpresa corre por cuenta de los netamente "buenos" que en este caso son encarnados por el cuerpo de investigación del crimen que Trinidad llevo a cabo. Un consorcio de personajes que buscan esclarecer un asesinato y que en dicho afán se hayan con desvíos constantes que los distancia del culpable, al que llegan casi que por rebote.

El gran condimento de esta historia podría residir en que el detonante de todo el enfrentamiento es el antagonista, y es el quien termina enmendandolo en unas condiciones que aparentemente lo pondrían en desventaja pues mientras nuestro policía alcohólico es uno solo, sus rivales se cuentan por mayoría y sus medios tiene mas alcance que los del simple agente.

Sin embargo, de ser esto así, ¿porque siempre existe la posibilidad, por mas remota que sea, de que el despavorido bebedor gane, aun cuando es el mas débil sobre el papel? yo acuñaría dicha posibilidad a su tremendo carácter, al de un personaje tan bien fabricado que aun estando solo de su lado parece tener las herramientas necesarias para batirse contra estos dos vientos que soplan en su contra. Insisto en que Santos Trinidad es un personaje al que da gusto ver y que pocas veces se olvida.

viernes, 1 de noviembre de 2013

CINE ALTERNATIVAMENTE MOLESTO



Eran varias personas, y se agradece que no fueran las típicas familias que van con cinco niños a bordo, todo ellos molestos, y que no hacen más que llorar en la sala de cine. Tampoco estaban por ahí esas parejas adolescentes que se dedican al cotilleo más que a apreciar la cinta, y por supuesto que ese aire alternativo que se aprecia en los que uno a uno comienzan a comprar las boletas lo hace sentirse a uno medianamente bien, por lo menos seguro en la intención de apoyar películas alejadas del a veces molesto glamour comercial.

Marcaban las 7 de la noche si mal no recuerdo, y las taquillas de una de las salas independientes más importantes de Bogotá estaban a reventar. Como no, eran los últimos días del festival de cine francés y muchos no querían desperdiciar la última oportunidad de ver esa película que les habían recomendado o que les suscitaba interés como era mi caso.
Y es que a la cinta francesa “Holy Motors” se le enalteció el año pasado desde diversos sectores; la prensa especializada, los cineastas, los festivales, y hasta los espectadores del común no dudaron en calificarla como la mejor película del año pasado en Europa.

Con semejante historial de fondo el perdérmela sería casi que sacrílego, hubiese sido un irrespeto a la cinematografía no convencional; esa que desprecia las explosiones ruidosas y el tumulto popero del cine mainstream, cosa con la que no puedo estar más de acuerdo. Entonces queda claro que decidirme a ver la última cinta del francés Leos Carax era una convicción absoluta a la que le tendría que tendría que asistir casi que religiosamente.

Dos horas después de ingresar a la sala y rodearme de yuppies gafa-pasta y encopetados señores de finas maneras tuve que abandonar el recinto con la cabeza baja, pues desde el descalabro que me significo ver la abominable “En Coma” no me había sentido tan defraudado por una proyección en la que tenía muchas esperanzas.

Pero por favor, no comparemos, que la ya citada película de Juan David Restrepo se cae por  sí sola, en cambio, el experimento de Leos Carax responde a una edulcoración casi que inexplicable y a un fenómeno muy recurrente a nuestros días que se cobija bajo una sola palabra: “Snob”.

Con muchos motes rondando en la cabeza para poder definirla me decidí por el de “pajazo mental”, en términos más coloquiales, porque sencillamente no encuentro una palabra más adecuada para calificar al supuesto mejor film de 2012, título que le pesa y dudo de que le haga justicia.

Pero quien soy yo en comparación con esos ilustres personajes de la industria europea, que saben más de arte, de vivencias, de ciencias y obviamente de cine que este triste mortal que escribe desde una calle del tercer  mundo. Queda claro que mi nombre y mi opinión no tienen ningún valor frente a los amos de la vanguardia que saben perfectamente que puede ser llamado revolucionario y que no.

Y a la cinta en cuestión la etiquetaron como “genialmente anárquica”, un adjetivo que suena bastante bien, suena a antisistema, pero sobretodo sabe a pretencioso, porque eso es lo que es esta película, un cumulo de ideas abstractas y de sinsentidos disfrazados de arte contestatario que no cuentan nada, no suscitan nada y no invitan a pensar en nada.
Carros que hablan, un personaje sin rumbo fijo, chimpancés que viven con humanos, un hombre que muere y resucita constantemente o un musical con Kylie Minogue. Seguro que ninguno de estos elementos suenan atrayentes en una película y menos si están todos juntos, pero si les decimos que hacen parte de la nueva consentida de los cinéfilos del viejo continente entonces el panorama cambia y lo que parecía absurdo se vuelve mágicamente contestatario.

No me puedo definir como un tradicionalista en cuestiones del séptimo arte, o alguien que solo aprecia lo clásico, por supuesto que no, pero aun con todas las posibilidades de experimentación que permite el cine hay un par de cosas que se deben respetar y creo firmemente que una de esas es el contarnos algo, que sea bueno o malo, innovador o repetitivo dependerá de muchísimos factores e impresiones pero siempre debe haber una intención por comunicar algo, eso a mi modo de ver es indiscutible en cualquier película.

Y  es precisamente eso lo que no pasa en Holy Motors, una producción que debo decirlo, me ofende profundamente por su posición arribista, su postura de contrariar a los cánones clásicos de una manera absurda, de una manera tonta, como la de esos niños que le llevan la contraria a sus padres solo porque sí. Al no haber una posición clara del porqué de esta película me parece que su valor es nulo, y muy a pesar de lo que digan todos los intelectuales sobre lo grandilocuente de su quimera y de lo visionario del vacío que propone los 120  minutos de metraje me cuesta dejar de verla como un enorme espectáculo sustentado en la nada.

Aun escribiendo estas líneas pensé que tenía mucho que decir al respecto, y me encuentro con que no, no tengo tanto que agregar porque el resultado visto no me lo permite. Es que sencillamente fui cómplice de un orgasmo esnobista que responde mas a la búsqueda de una nueva corriente a la que aferrarse que al verdadero gusto que pueda generar un producto de estas características, que no es más que un lienzo garabateado sin razones de fondo, hecho pura y llanamente porque sí.


Francamente toda esta verborrea mencionada ya fue dicha por el maestro Woody Allen, experto en satirizar a la vanguardia neoyorquina, y lo hizo con con mejores palabras