Carisma, frialdad, capacidad de engaño, manipulación. Aunque hacen parte de esta radiografía acerca del hombre de negocios en el séptimo arte, realmente dichos atributos no pertenecen a el. La lista, junto a otros rasgos similares, corresponde a un cuadro de análisis sobre la personalidad de un asesino en serie.
La teoría la escuche por primera vez en una charla sobre psicópatas, y allí, uno de los ponentes, no tuvo tapujos en presentar este descarnado símil entre el empresario y el sociopata, aludiendo a que compartían una serie de características éticas y emocionales bastante cercanas. Todo ello amparado en el marco de la sociedad capitalista en la que hemos crecido.
¿Es tan cierto esto? Difícilmente lo sabremos con certeza alguna vez, y digo difícil porque seremos contados los que tengamos contacto directo con uno de estos peces gordos de la industria. Entonces, se deduce que la ventana mas cercana que tenemos hacia ellos es la que nos provee el cine. Y alli nace otra interrogante ¿como nos presenta el séptimo arte al amo y señor de la modernidad?
Y es que el Internet se atreve a bautizar al regente moderno como el villano del nuevo cine, por otro lado en el imaginario colectivo reside aquella idea de que los hombres exitosos en el campo empresarial vienen avalados por ya sea una serie de practicas de dudosa integridad o por un culto desmesurado a lo material, en resumidas cuentas nada bueno. Con todo ello, ¿Como juegan estos aspectos en el cuadro que pintan los cineastas sobre estos personajes? Veamos.

Nick Naylor de "Gracias por fumar" representa a la medida esa chispa interna que atrae masas, Yuri Orlov en "El señor de la Guerra" es otro hábil seductor gracias a su poder interno. Estos dos personajes se empeñan en mostrarle al publico los alcances que tiene un buen dominio de las relaciones con los otros, una especie de influencia sutil con la que se abren camino en sus respectivos mundos. Esto les acarrea una ventaja interesante pues aunque sabemos que son seres en cierta medida despreciables debido a lo que hacen para vivir (uno defiende a la industria de los cigarros y el otro es un promotor del uso de armas) ese carisma les permite ganarse a la audiencia y en cierto modo rodearles de admiración debido al magnetismo innato que llevan.
Es notable ver que estos dos sujetos se empeñan en decir que sus habilidades no son necesariamente algo que se pueda aprender, que mas bien radican en un don, y esto, sujeto al hecho de que son unos hombres hechos a si mismos les da mayor poder de influencia y de devoción pues les dota de otro valor interesante, no tan señalable como el resto; La persistencia.

¿Es tan importante la imagen en este mundo? Según parece el cine concuerda en que lo es, sino valdría recordar el pulido estado de presencia de Ruddy en "Belleza Americana" o de Terry Benedict y William Bank en la trilogía de "La Gran Estafa" donde el estilo se combina con la personalidad para engendrar un aura aun mas poderosa a un individuo ya de por si influyente. Es curioso ver que en el marco audiovisual los hombres de altos rangos no acostumbran a ser muy llamativos con su aspecto, mas bien, son un tanto sobrios y tradicionalistas,sin que ello les impida destacar.
Hay que añadir que su sentido de apariencia se extiende a sus posesiones. ¿Recuerdan el dilema de la tarjeta de presentación de Patrick Bateman? ¿o el teléfono dorado de William Bank? ¿y que tal el tigre de Tonny Montana?

Ojo que no es el único. Nick Naylor hizo parecer villanos a las asociaciones en contra del consumo del cigarro y vendió como heroes a las tabacaleras. Charles Foster Kane impregnó de amarillismo los diarios y se convirtió en el amo de la prensa. Cristoff de"El show de Truman" metió a un niño en un reality y lo engaño durante toda su vida, Yuri Orlov le vendía armas a los países en guerra para perpetuar el conflicto, y el señor Bateman... bueno, mataba gente.
Queda claro que una de las asociaciones mas deliberadas que se hacen es que para llegar a la cima de la pirámide social hay que armarse de un par de trucos no muy correctos y tener fiereza para llevarlos a cabo sin que los sentimientos propios se vean involucrados.

Se llega a la conclusión de que un hombre de estos debe estar provisto de un saber en particular. Todos tiene que ser genios en algo o maestros dispuestos a disciplinar a otro en algún tipo de arte. Pocas veces, salvo en comedias esporádicas, el cine otorga idiotez o nulidad a un hombre o mujer que ha escalado hasta los riscos mas altos de la civilización actual.

Y para remitirnos a ello hay ejemplos muy variados. En "Ciudadano Kane" el protagonista no conseguía que su pareja lo amara, en "Inception" Robert Fischer (Cyllian Murphy) tenia una dura tara emocional con su difunto padre, en "Magnolia" Earl Partridge necesitaba hacer las pases con su hijo olvidado antes de morir, y como obviar los conflictos internos que representaba para Daniel Plainvew (Daniel Day Lewis) en "Pozos de ambición"el haberse despojado de su hijo enfermo y permitirse ser engañado por un extraño que se hacia llamar su hermano.
Pero de todos ellos hay un ejemplo que no solo ratifica lo anterior sino que es mas fuerte aun por estar basado en hecho reales, y es el de la cinta "La red social" en donde un joven Mark Zuckerberg, interpretado por Jesse Eisenberg , se levanta como el nuevo amo de la industria informática y para conseguir ese titulo tiene que enemistarse con algunos de sus colegas mas cercanos (en este caso Eduardo Saverin) lo cual seria un duro golpe emocional hasta para el mas automatizado de los seres humanos.