jueves, 25 de julio de 2013

EN LOS FAUCES DEL TERCIOPELO AZUL



Esta entrada contiene partes del argumento de la pelicula. Si no la ha visto, le recomiendo que lo haga antes de leer estas notas

El problema con el Hype (sobresaturación de atención a algún producto o artista) es que muchas veces magnifica o glorifica cosas que están apenas bien hechas. Últimamente ese fenómeno es recurrente en canciones, películas, músicos, cineastas y demás. Pero no por ello es nuevo, de hecho es una práctica recurrente en la industria del espectáculo de hace varios años, y que se ha engrosado desde que las redes sociales hicieron su aparición y le dieron voz y voto a personas del común
Debo confesar que del respetado cineasta David Lynch solo había visto una película, la archi reconocida “Eraserhead de 1977 , cinta que vi hace ya varios años y que si he de ser sincero no recuerdo al detalle, aunque si mantengo una impresión sombría, surrealista y perturbadora de dicha película. Con dificultad olvidare alguna vez esa inquieta escena del pollo en la mesa que es capaz de producir asco y fascinación en iguales proporciones
En cualquier caso me decidí la semana pasada a ver una de sus  performance” más comerciales. La producción de 1986 Blue Velvet, o como se le conocería en español “Terciopelo Azul”. Historia que cuenta con actuaciones de Isabella Rosselini, Denis Hopper y Kyle Maclachlan  entre otros tantos y que en su momento había sido aclamada por la crítica y llevada por el “Hype” a estandartes de película de culto. Esos fueron motivos más que suficientes para decidirme a ver dicha historia
Y es acá cuando siento que ese Hype, ese espectro de aficionados, cineastas y otros tantos es capaz de endiosar a cosas que dudosamente puedan merecer tal estatus. Me pasa mucho con esta cinta, una cinta de la que esperaba mucho más, ya sea por su director, por su oscuro tráiler, por los comentarios escuchados y leídos, o simplemente por un titulo desorientador que da pie a varias interpretaciones.
A modo muy personal, Blue Velvet es una película bastante tradicional en su género de cine negro. Con una estructura ya vista muchas veces, un relato básico de crimen, de policías y ladrones, de buenos y malos que no ofrece mayores motivos innovadores. En resumidas cuentas El Terciopelo Azul es la típica película de un misterio por resolver, pero adornada con un par de elementos bizarros
Y digo adornada porque dichos elementos no alteran en gran medida el desarrollo de la historia. Un secuestro bastante extraño (el cual poco se esclarece), una mujer perturbada que tiene una aparente tendencia al sadomasoquismo, un protagonista que insinúa ser un voyeur por instantes, un antagonista con visos de dominación y perversión sexual, un agente de la policía involucrado en una red criminal, un bandido con aparentes dotes de interpretación . Todos son elementos riquísimos que nuca termina por ser completamente explotados y da la apariencia de que solo sirven para decorar de manera freak un resultado final fácilmente comestible.
No voy a meterme en terrenos de análisis del director porque sería un irrespeto tratar de hacerlo cuando solo he visto dos de sus películas, pero si puedo ahondar en mis impresiones hacia este  Terciopelo Azul que arranca bastante escueto  a mi modo de ver, con una serie de cosas que no me cierran y que me resultan forzadas, como el hecho de esa improvisada relación entre Jeffrey (Machlahan) y Sandy (Dern) y su póstumo romance salido casi que de la nada. Tampoco me acaba por cerrar la motivación del protagonista en adentrarse a ese mundo sórdido, cosa que hace casi porque al director le ha dado la gana más no porque el personaje parezca interesado en tal.
Y tras un primer acto flojo y simplista a mi modo de ver, llega esa escena del departamento de Dorothy (Rosselini) en la cual Jeffrey es primero testigo del magnético momento en que Frank, interpretado por Denis Hopper, hace aparición, y llega con fuerza, con tanta fuerza que te dan muchas ganas de saber más sobre ese personaje, y acto seguido, con su inicio de relación con Dorothy, esta cantante de oscuro pasado e intimidantes reacciones. Desde acá el mejor momento de la película, y a su vez el que permite que el resto de la cinta carezca de gracia e  hipnotismo. El clímax no está ni cerca de contener toda la tensión que lleva la escena previamente mencionada
Cabe destacar que conforme avanza la cinta, te quedas esperando mas dosis de esa insinuación inicial de caracteres tórridos y consternados por una sexualidad atípica. Pero creo que nunca llega, se muestra sutil por instantes, pero siempre como complemento a la trama inicial que personalmente me dejo de importar en gran parte de la cinta. Habían momentos en los que me decía “a la mierda, yo no quiero saber nada de la desaparición de esta gente ni mucho menos, lo que quiero es seguir conociendo mas ese mundo malsano que se asoma con el bar, con los matones, con ese delincuente que se toma el micrófono en un momento y arroja uno de los instantes mas fenomenales de las dos horas de metraje

De ahí para delante es poco lo que hay que decir, se cierra la trama, se resuelven los cabos sueltos (con una rapidez pasmosa como quien quisiera acabar la película) y el epilogo es dulzon a mi modo de ver, como contradiciendo todo lo anteriormente visto
Como conclusión. Blue Velvet es el cuento contado miles de veces, pero chispeado con toques de mundo underground, que aunque funcionan y son trepidantes, no consiguen fortalecer un relato típico y por muchos momentos, predecible. Mi siguiente paso será ver Mullholland Drive, del mismo director, y con estéticas similares. En ese punto ya podre darme una mayor idea de la visión de Lynch sobre el mundo de las calles. Hasta entonces debo decir que no me seduce mucho esta impresión inicial, veremos que sucede.