Esta entrada contiene partes del argumento de la pelicula. Si no la ha visto, le recomiendo que lo haga antes de leer estas notas
El problema con el Hype (sobresaturación de atención a algún
producto o artista) es que muchas veces magnifica o glorifica cosas que están
apenas bien hechas. Últimamente ese fenómeno es recurrente en canciones, películas,
músicos, cineastas y demás. Pero no por ello es nuevo, de hecho es una práctica
recurrente en la industria del espectáculo de hace varios años, y que se ha
engrosado desde que las redes sociales hicieron su aparición y le dieron voz y
voto a personas del común
Debo confesar que del respetado cineasta David Lynch solo había
visto una película, la archi reconocida “Eraserhead” de 1977 , cinta que vi hace ya varios años y
que si he de ser sincero no recuerdo al detalle, aunque si mantengo una impresión
sombría, surrealista y perturbadora de dicha película. Con dificultad olvidare
alguna vez esa inquieta escena del pollo en la mesa que es capaz de producir
asco y fascinación en iguales proporciones
En cualquier caso me decidí la semana
pasada a ver una de sus “performance” más comerciales. La producción
de 1986 Blue Velvet, o como se le conocería en español “Terciopelo Azul”.
Historia que cuenta con actuaciones de Isabella Rosselini, Denis Hopper y Kyle
Maclachlan entre otros tantos y que en
su momento había sido aclamada por la crítica y llevada por el “Hype” a estandartes
de película de culto. Esos fueron motivos más que suficientes para decidirme a
ver dicha historia
Y es acá cuando siento que ese Hype, ese
espectro de aficionados, cineastas y otros tantos es capaz de endiosar a cosas
que dudosamente puedan merecer tal estatus. Me pasa mucho con esta cinta, una
cinta de la que esperaba mucho más, ya sea por su director, por su oscuro tráiler,
por los comentarios escuchados y leídos, o simplemente por un titulo
desorientador que da pie a varias interpretaciones.
A modo muy personal, Blue Velvet es una película
bastante tradicional en su género de cine negro. Con una estructura ya vista
muchas veces, un relato básico de crimen, de policías y ladrones, de buenos y
malos que no ofrece mayores motivos innovadores. En resumidas cuentas El Terciopelo
Azul es la típica película de un misterio por resolver, pero adornada con un par de
elementos bizarros
Y digo adornada porque dichos elementos no
alteran en gran medida el desarrollo de la historia. Un secuestro bastante
extraño (el cual poco se esclarece), una mujer perturbada que tiene una
aparente tendencia al sadomasoquismo, un protagonista que insinúa ser un voyeur
por instantes, un antagonista con visos de dominación y perversión sexual, un
agente de la policía involucrado en una red criminal, un bandido con aparentes
dotes de interpretación . Todos son elementos riquísimos que nuca termina por
ser completamente explotados y da la apariencia de que solo sirven para decorar
de manera freak un resultado final fácilmente comestible.
No voy a meterme en terrenos de análisis del
director porque sería un irrespeto tratar de hacerlo cuando solo he visto dos
de sus películas, pero si puedo ahondar en mis impresiones hacia este Terciopelo Azul que arranca bastante
escueto a mi modo de ver, con una serie
de cosas que no me cierran y que me resultan forzadas, como el hecho de esa
improvisada relación entre Jeffrey (Machlahan) y Sandy (Dern) y su póstumo romance
salido casi que de la nada. Tampoco me acaba por cerrar la motivación del protagonista
en adentrarse a ese mundo sórdido, cosa que hace casi porque al director le ha
dado la gana más no porque el personaje parezca interesado en tal.
Y tras un primer acto flojo y simplista a
mi modo de ver, llega esa escena del departamento de Dorothy (Rosselini) en la
cual Jeffrey es primero testigo del magnético momento en que Frank,
interpretado por Denis Hopper, hace aparición, y llega con fuerza, con tanta
fuerza que te dan muchas ganas de saber más sobre ese personaje, y acto
seguido, con su inicio de relación con Dorothy, esta cantante de oscuro pasado
e intimidantes reacciones. Desde acá el mejor momento de la película, y a su
vez el que permite que el resto de la cinta carezca de gracia e hipnotismo. El clímax no está ni cerca de
contener toda la tensión que lleva la escena previamente mencionada
Cabe destacar que conforme avanza la cinta,
te quedas esperando mas dosis de esa insinuación inicial de caracteres tórridos
y consternados por una sexualidad atípica. Pero creo que nunca llega, se
muestra sutil por instantes, pero siempre como complemento a la trama inicial
que personalmente me dejo de importar en gran parte de la cinta. Habían momentos
en los que me decía “a la mierda, yo no quiero saber nada de la desaparición de
esta gente ni mucho menos, lo que quiero es seguir conociendo mas ese mundo
malsano que se asoma con el bar, con los matones, con ese delincuente que se
toma el micrófono en un momento y arroja uno de los instantes mas fenomenales
de las dos horas de metraje”
Como conclusión. Blue Velvet es el cuento
contado miles de veces, pero chispeado con toques de mundo underground, que
aunque funcionan y son trepidantes, no consiguen fortalecer un relato típico y
por muchos momentos, predecible. Mi siguiente paso será ver Mullholland Drive,
del mismo director, y con estéticas similares. En ese punto ya podre darme una
mayor idea de la visión de Lynch sobre el mundo de las calles. Hasta entonces
debo decir que no me seduce mucho esta impresión inicial, veremos que sucede.