miércoles, 11 de septiembre de 2013

¿PORQUE NOS GUSTA TANTO LA TRILOGIA DE EL PADRINO?


Hay películas que trascienden sus propias expectativas y se instalan en lo profundo del inconsciente general. Abandonan los carretes para adherirse a la cultura general, ya sea por sus potentes historias, entrañables personajes o situaciones memorables.

Creo que de ese selecto grupo, una de las cintas que mejor resiste el paso del tiempo, y que además se ha hecho un hueco en el imaginario colectivo es la saga de “El Padrino” de Francisc Ford Coppola y Mario Puzzo. Obra compuesta por tres entregas y que a través de 60 años, retrata los entrecejos de una familia ítalo-americana en su ascenso al poder.

No voy a ahondar en momentos de carácter argumental, sino más bien a tratar de propiciar una visión más general de porque esta triple entrega genera tanta emoción masiva desde el instante de su estreno, por allá en 1972.

Nos encontramos entonces con una serie de elementos que atrapan a todo tipo de espectador, pues bien se puede ser un total ignorante en materia cinematográfica o todo un experto en el bagaje del séptimo arte, y aun así coincidir y disfrutar de dicha historia, lo cual nos muestra que este relato tiene tintes universales que escapan a la sectorización del público. Dicho sea esto, aquí desgloso las razones por las que creo que nos gusta tanto "El Padrino"


El deseo de Venganza: Está grabado a fuego en el ser humano desde épocas inmemorables el deseo de revancha. Es una sensación que nunca ha sido ajena a ninguna cultura a través de la historia y por la que se ha derramado sangre tanto en la vida real como en la ficción.

Ese inherente y primitivo anhelo de desquitarse o de tomar parte en una ofensa, es algo que el hombre saborea y desprecia en igual proporción, pero sea cual sea la cultura, religión, o circunstancia, todos hemos experimentado alguna vez las incombustibles ganas de equiparar la balanza y devolver con creces lo que consideramos daños que se han hecho contra nosotros.

En el cine muchas películas descansan sobre este visceral deseo como mayor propósito de la trama. Una venganza que puede ser personal (Taken, Gran Torino)  Social (V de Vendetta) o un poco de ambas (El jardinero fiel). De cualquier manera, el camino de la búsqueda de compensación es algo recurrente en la historia de los Corleone, quienes no solo la efectúan para sí mismos sino se prestan como brazo ejecutor a favor de otros que lo solicitan.

En las 3 películas vemos como aquella frase de que “La venganza es un plato que se sirve frío” es aplicada en toda la regla por Michael, quien se muestra inmisericorde y calculador a la hora de llevar a cabo vendettas que quitan del camino a enemigos que le han ofendido, incluso llevándolo a extremos como la aniquilación de su propio hermano.


Justicia propia: Ligado al punto anterior. Si hay algo que el ser humano a buscado hasta la saciedad desde que vive en sociedad, es precisamente la justicia. Primero atribuida a los dioses, y posteriormente ejercida por personas a las que se les ha encargado esta labor, el tiempo nos ha mostrado que dichos designios han dejado de ser incorruptibles y cada vez se siente más difícil el acceso a una justicia verdadera que equilibre el orden del universo.

Vivimos en una sociedad donde los políticos y la gente que se supone nos protege, es quien más crímenes comete, y encima de todo ello, tiene  el descaro de llamarse pulcros cuando roban y asesinan en nuestras narices. Es por ello que el humano moderno ansía contar con los métodos para llevar a cabo una justicia por mano propia, a sabiendas de que los mecanismos institucionales flaquean a la hora de otorgársela.

Allí es donde la figura del Padrino, primero personificada en don Vitto, y posteriormente en Michael, se muestra a  los demás como un proveedor de verdadera equidad. Un ente que ejercerá de verdugo ecuánime si acudes a el.

Las fiestas de la trilogía nos dejan ver despavoridos hombres y mujeres que buscan que se haga cumplir la rectitud en el mundo y que se cobijan en la figura de los Corleone como hombres sabios, que harán justicia por ellos. Hombres que escapan a la corrupción y los oídos sordos de la policía y el gobierno, como lo corroborará Bonasera en la primera entrega.

Y claro, Coppola y Puzzo saben dosificar esa bondad con guante de hierro. Por momentos pareciera que esta familia proveniente de Sicilia no es más que un acto de bestias salvajes, pero luego se reivindican ayudando y protegiendo a la comunidad en la que viven, ya sea en New York, Las Vegas, Los Ángeles o la misma Sicilia. Es difícil que el espectador  no se identifique con unos hombres que tiene  los medios para ejercer la retribución que pides, y que encima de ello te traten de la mejor manera posible.


El ascenso al poder: La maratónica carrera de nuestros días esta principalmente ligada al ascenso al poder en una u otra manera. Ya no vale querer tener una casita, con un jardín afuera y un perro pequeño que juegue con tus hijos. El modo de vida actual nos obliga a seguir subiendo peldaño tras peldaño aún cuando ese no es nuestro deseo. Y en ese orden de ideas lo que muestra la familia Corleone es indudablemente la subida a la cúspide de una manera que muchos envidiamos.
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Proveniente de la nada. Don Vito Corleone aparece en la segunda cinta, como un italiano más en una  época austera, quien debe abandonar su propio país y llegar sin un centavo a una tierra de la que no conoce ni su idioma. Poco a poco el joven trasalpino se hace con un empleo corriente y una vida sencilla, pero la oportunidad, disfrazada  problema después de ser despedido, es lo que lo hace reaccionar y darle otro enfoque a su vida

Ya no hay trabajador de una tienda de frutas sino un hombre dispuesto a ciertas durezas para reclamarle al mundo lo que el cree le pertenece. Y vemos como de a poco se hace un nombre en las calles, a través de prácticas ilegales, evidentemente, pero también a través de un liderazgo e inteligencia natos.

Esos rasgos calaran en su hijo Michael, quien lleva a la familia a un grado mayor  de dominio, y posteriormente a un fallido intento por legalizarles en el mundo de los negocios. Historias como la de Vito las hemos escuchado miles de veces en otros protagonistas (Steve Jobs, Henry Ford, Diego Maradona...) y sus potentes narraciones a las que es muy difícil escapar, sobretodo porque nos identificamos fácilmente con los escollos que los hombres han tenido que pasar en su camino a la gloria

Es la personificación del camino del héroe de Vogel. Una serie de pruebas que le dan un halo de superioridad y una justa recompensa, a quien las sortea.
En la cultura cinematográfica estas historias generan poderosos vínculos, bien puede ser por caminos erróneos (scarface, Blow, Uno de los nuestros) o por lo que se podría llamar la senda del bien (Forrest Gump, El gran pez )


El código de honor: un punto clave, por el que creo inicialmente que esta imagen de Cossa Nostra, resulta más poderosa y atrayente que otras tantas símiles, como lo son la de traficantes de drogas colombianos o mexicanos, que tan de moda están en el panorama audiovisual

El mundo en el que se desenvuelve la trilogía, es de unos criminales con modales, peligrosos si se acercan a ellos, pero con una serie de principios y de valores que consiguen una conexión con quien les ve. Son seres despiadados que ejercen austeros trabajos, pero que a su vez, velan por sus familias, por sus tradiciones espirituales, y por ciertos ritos de apoyo mutuo entre cofrades (como entre italianos por ejemplo)
Esos mimos seres son capaces de alzar un imperio en el juego y la prostitución, pero de igual manera  de rechazar un negocio lucrativo cuando sienten que este atenta contra sus principios (como Vito Corleone en la primera parte)

Obviamente parte del mensaje de Coppola y Puzzo recae en el hecho de que el crimen no paga, y nos lo muestran en las 3 piezas de esta obra, pero a su vez siempre hay una camaradería entre personajes que tienen valores, y que los hacen mas profundos.

En un punto, por citar un ejemplo, Michael será un hombre vacio de alma que solo se mueve por intereses monetarios y de dominio, pero sus más cruentas acciones vienen acompañadas de ofensas muy fuertes a su credo personal ( Fredo traiciona su lealtad y Kay su estructura familiar)

No busco humanizar a criminales, se a cual sea su procedencia, pero la época y el ambiente en el que están ambientadas las películas del Padrino nos dejan ver personajes palpables, poco estereotipados, de carne y hueso, y que aun cuando erran, lo hacen movidos por una filosofía propia y un código grupal que los separa de un burdo delincuente tradicional

En este apartado cabe señalar que tanto el guionista como el director le han dotado a la mayoría de los caracteres de la organización, un aire de elegancia y misterio en iguales proporciones. Dos adjetivos poco aplicables a la imagen de mafioso local que reina en estos días


La Familia: para quienes vivimos en familias numerosas será una fuerza muy atrayente en esta triada fílmica la de la composición familiar de los Corleone, sobretodo en la primera parte.
El mundo diegetico de la cinta nos introduce en  un clan numeroso, y que se apoya mutuamente. Lleno de diferentes personalidades que se compaginan entre sí bajo el básico amor entre conyugues. Es difícil no escapar a la identificación propia y de la familia misma al ver a Sonny en el papel de buscapleitos, a Connie como la protegida por sus hermanos, a Michael llevando la contraria  a la tradición de los Corleone, al torpe y poco hábil de Fredo o al Don ejerciendo su mando desde una de las salas de su casa. Todas son situaciones incrustadas en la memoria propia que nos son más que conocidas porque las hemos vivido de alguna manera

Pero esta es una familia que rescata valores clásicos de la sociedad de principio del siglo pasado, y que se ha vendió perdiendo con el tiempo. Dichos valores como la unidad, el respetó de hijos a padres o los negocios familiares son códigos tradicionalistas que se han modificado y quebrado con la industrialización del mundo y que son difíciles de hallar en nuestros días

Creo que todo se resume en  los momentos en que se congregan a cenar. Esas simples escenas develan todo el entramado de relaciones que hay en esta estirpe siciliana. Una mesa con comida es capaz de reunir a padres, hermanos, nietos, sobrinos, hijos adoptivos e incluso a amigos de la familia. Todos, en el rito de la alimentación olvidan por un momentos sus problemas externos y entre si y se entregan al cálido momento de compartir instantes con los seres con los que también comparten su sangre.